El presidente la Generalitat, Quim Torra, se decanta nuevamente por la desobediencia, quebrantando el límite de 24 horas impuesto el lunes por la Junta Electoral Central para retirar los lazos amarillos y demás símbolos independentistas de los edificios públicos dependientes de la Generalitat. Pasadas las seis de la tarde de este martes, hora en la que expiraba el plazo, los diferentes edificios y sedes de las Consejerías seguían luciendo emblemas de apoyo a los políticos presos independentistas.
Torra volvió a escudarse en su “deber de preservar la libertad de expresión” para negarse a retirar todas las insignias separatistas a fin de mantener su pulso con el Estado. Y lo hizo después de haber desoído hasta tres advertencias de la Junta Electoral Central. Una vez vencidos los plazos, la JEC se reunirá en breve para dar una respuesta a este nuevo desafío independentista.
En todo proceso electoral, las instituciones públicas deben mantener «la neutralidad política durante los procesos electorales». Es por ello que exige al president Torra la retirada de todos los lazos amarillos, banderas independentistas y carteles políticos de «cualquier edificio público dependiente de la Generalitat».
Para la Generalitat de Cataluña el requerimiento de la JEC es una «demanda ridícula». Con el único motivo de ganar tiempo, los servicios jurídicos de la Generalitat presentarán sus alegaciones ante el Supremo. De seguir con la desobediencia, Torra se expone a la apertura de un proceso penal contra la figura del president de la Generalitat.