El tomate es un elemento básico en la alimentación de muchos países del mundo. Es interesante saber que no se conocía fuera de Suramérica antes de que Colón lo llevará a Europa. Este fruto, que al principio se consideraba un alimento poco habitual, acabó por conquistarnos y ahora es un ingrediente destacado en muchas recetas clásicas de las cocinas de todo el planeta.
Por eso, se hará a continuación, un delicioso recorrido por las mejores salsas de tomate del mundo. El tomate se puede comer fresco tal como se cosecha, se puede secar y procesar para hacer puré de tomate o, incluso, tomate en polvo a partir de su deshidratación.
La historia y el corazón de cada país y de sus habitantes están marcados de manera fundamental por su comida. Esta también es un componente de la cultura.
Para conocer otras culturas y sus alimentos tradicionales y perfiles de sabor, siempre es fascinante acercarse a ellas a través de su gastronomía.
El tomate se consume en casi todos los países del mundo, pero cada nación le da su propio toque con ingredientes y especias distintivas, proporcionando un sabroso viaje lleno de aromas variados.
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La India: curry de tomates
A todo el mundo le viene a la cabeza el curry cuando piensa en la comida india. En realidad, el curry es un condimento que describe las mezclas de especias y las comidas elaboradas con ellas que son típicas de la cocina hindú y siempre son extremadamente aromáticas y, a veces, picantes.
Hay otras salsas de curry maravillosas, como el curry de tomate, aunque el más conocido tiene ese tono amarillo tostado tan característico.
Lo único que hay que hacer para prepararlo es pelar tres o cuatro tomates y saltearlos con unas cebollas y los condimentos indios que se prefieran. Se come caliente y también se puede añadir un poco de zumo de limón, leche de coco o yogur al momento de servirla.
El tofu, el pollo, el pescado y otras verduras pueden cocinarse en el curry de tomate y servir sobre arroz basmati o sobre pan de la India.
Medio Oriente: salsa Shakshuka
Un plato común de Oriente Medio, con este extraño nombre suele servirse para el desayuno o el almuerzo a media mañana.
La base es una sabrosa salsa hecha con tomates guisados, cebollas, pimientos y, ocasionalmente, berenjenas o calabacines y aceitunas.
Puede hacerse más o menos picante y se elabora con especias regionales como el pimiento y el comino. Una vez que la salsa de tomate está jugosa, espesa y caramelizada se le añaden huevos directamente sobre la base de la salsa y se dejan cocinar. Se colocan y se sirve con pan o arroz.
Asia: salsa picante de tomate
Hay aficionados sinceros que aprecian de verdad las salsas de tomate picantes, aunque la tolerancia de cada persona varía con respecto a la intensidad del sabor. Son muy apreciadas en países asiáticos como China, Tailandia, Corea y Vietnam.
Las salsas picantes se presentan en una amplia variedad y pueden utilizarse solas o como elemento de mezcla en las recetas. La salsa picante Sriracha, de origen tailandés es una de las más conocidas.
Es un condimento de uso común que consiste en un jugo concentrado de chile con ajo, tomate, vinagre de arroz, azúcar y sal.
Debido a su gran potencia, se utiliza con frecuencia como aderezo donde el fuerte sabor de la fruta ayuda a equilibrar los aromas.
Mezclando tomates con diversas especias, chiles, hierbas frescas o incluso semillas de mostaza se puede crear una propia salsa picante para acompañar arroces, patatas y pescados.
De China a Norteamérica: el kétchup
Hoy en día, el ketchup es sin duda el condimento más conocido del mundo y su popularidad puede atribuirse a su sencillez. Sus orígenes se encuentran en una salsa picante china que se modificó para adaptarla al gusto americano incluyendo tomates a finales del siglo XIX.
Hoy en día existen numerosas variantes de este plato, pero el secreto es utilizar siempre tomates de gran calidad y la proporción ideal de especias. Esta salsa se hace con tomates maduros, cebolla, ajo, pimientos, vinagre de sidra de manzana y azúcar que se cocinan, se procesan y se vuelven a cocinar hasta espesar.