Al hablar de enganches ilegales a la red eléctrica para conseguir electricidad sin parar, normalmente se piensa en okupas o personas en situación muy vulnerable. Sin embargo, desde el sector se explica que estos casos generan muchos expedientes, y que son fáciles de detectar y reconducir.
Pero lo cierto es que los servicios sociales trabajan en conjunto con parte del sector para que ninguna familia con pocos recursos se quede sin luz. El volumen mayor de la energía defraudada es de consumidores importantes, tales como industrias, pequeñas o medianas empresas y negocios de hostelería, dando lugar a un fenómeno que se ha multiplicado y profesionalizado de unos años a esta parte.
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El fraude no perjudica a las empresas, sino a los demás consumidores
Cuando se defrauda con la energía, los grandes perjudicados no son las empresas comercializadoras sino el resto de los usuarios. Es por ello que incluso desde el sector de las energías renovables, empresas como Energya (https://twitter.com/energya_vm) están haciendo grandes esfuerzos por terminar con estas malas prácticas.
Por este motivo, en la industria tradicional, las compañías han incorporado junto al Big Data una serie de dispositivos que permiten dar con estas conexiones ilegales, fabricados por expertos y que no se encuentran a la vista como tiempo atrás.
El problema no reside tan solo en que alguien no pague su factura o pague menos de lo que le corresponde, sino que hay un riesgo elevado de seguridad y potenciales accidentes por estas manipulaciones. Entre los avisos recibidos están los de otros empresarios que desean evitar una competencia desleal, teniendo en cuenta el peso que adquiere la factura energética en la cuenta de resultados.
Han ocurrido también episodios de contagio entre negocios de una misma zona que recurren al fraude, tal como pasó en un municipio sevillano con diversos bares y cafeterías a los que no quedó más remedio que cortar el suministro en octubre de 2017. Por sorprendente que resulte, algunas personas que hacen estos enganches funcionan como empresas, y disponen de “comerciales” que venden el ahorro fraudulento y otros técnicos.
Videoscopios, cámaras termográficas y analizadores en red
Entre los dispositivos incorporados para detectar este tipo de instalaciones se encuentra el videoscopio, consistente en una pequeña cámara que se puede introducir por las conducciones que no se encuentran a la vista. Se trata de un sistema con el que cuentan ya los técnicos que hacen las instalaciones fraudulentas, e intentan bloquearlo introduciendo hormigón o espuma, por lo que las empresas eléctricas utilizan también trazadores que analizan las líneas para localizar las derivaciones, a través de ultrasonidos.
Existen también cámaras termográficas de largo alcance que se utilizan por la noche o cuando está amaneciendo para buscar el mayor contraste, y que dan la posibilidad de detectar puntos calientes por la sobrecarga en ciertas redes. Se prevé también ampliar las unidades analizadores en red, otro dispositivo novedoso también consistente también en algo así como un chivato que aparece desapercibido por su tamaño y además es resistente a la humedad, pudiendo utilizarlo en arquetas.