Los radicales secesionistas se han enfrentado con la policía por tercera noche consecutiva en Cataluña, una escalada de violencia denunciada el jueves por el gobierno central que avisa de que no consentirá la sentencia. Las manifestaciones duran desde la condena del lunes por Alto Tribunal de nueve líderes independientes a largas penas de prisión por su participación en el intento de secesión de Cataluña en 2017.
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Nuevas ciudades afectadas
Después de una marcha pacífica de miles de manifestantes en Barcelona, organizada por los Comités de Defensa de la República (CDR), cientos de jóvenes radicales vestidos de negro, enmascarados y con cascos de motocicleta, perfectamente coordinados y entrenados, prendieron fuego a barricadas, coches incendiados y arrojaron piedras y botellas a la policía antidisturbios. Los Mossos d’Esquadra sufrieron chorros de cócteles Molotov y ácido. Los manifestantes incluso intentaron sin éxito disparar fuegos artificiales contra un helicóptero policial.
Los enfrentamientos se extendieron a otras ciudades catalanas. Frente a una barricada en llamas, jóvenes manifestantes enmascarados gritaron: “no es violencia, es defensa propia”. En total, cincuenta personas han tenido que recibir atención, incluidas 32 solo en Barcelona, anunciaron los servicios de emergencia, después de los 125 heridos de la noche de martes a miércoles.
El presidente catalán adepta “al mismo tiempo”
Poco después de la medianoche del jueves, el president catalán Quim Torra intervino por televisión para condenar la violencia, que atribuyó a “un grupo de infiltrados y provocadores”. “No podemos permitir los incidentes que vemos en las calles … debe detenerse de inmediato”, dijo pocas horas después de que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, exigiera una condena “tajante, contundente”.
El martes, varias ciudades de Cataluña habían sido escenario de guerrillas urbanas entre policías y manifestantes y el lunes miles de activistas habían tratado de paralizar el aeropuerto de Barcelona. La sentencia del “procés” provocó una protesta bien organizada con largas columnas de manifestantes que partieron de cinco ciudades para converger en Barcelona el viernes, un día de “huelga general” y manifestación masiva.