En una cumbre para discutir los escándalos que sacudieron a la Iglesia Católica, el Papa Francisco dijo que “el grito de los pequeños que buscan justicia” debe ser escuchado. Los detalles sobre el abuso sexual han surgido en todo el mundo y la Iglesia ha sido acusada de encubrir delitos.
Las victimas dicen que se necesitan nuevos protocolos de protección para proteger a los menores. A la cumbre de cuatro días sin precedentes en el Vaticano asisten los jefes de todas las conferencias nacionales de obispos de más de 130 países.
El Vaticano ha tratado de reducir las expectativas, ya que el Papa había dicho anteriormente que la conferencia, denominada Protección de menores en la Iglesia, representaba solo el comienzo de una conversación.
El pontífice de 82 años de edad se encuentra bajo una gran presión para proporcionar liderazgo y generar soluciones viables a la que es la crisis más apremiante que enfrenta la Iglesia moderna.
“El pueblo santo de Dios nos mira y nos espera no con simples y obvias condenas, sino medidas concretas y efectivas para ponerlas en práctica. Se requiere concreción”, dijo en una breve declaración inicial.
“Le pido al Espíritu Santo que nos apoye en estos días y nos ayude a transformar este mal en una oportunidad de conciencia y purificación. Que la Virgen María nos ilumine para tratar de curar las graves heridas que el escándalo de la pedofilia ha causado a ambos en niños y en los creyentes “.
El mayor reto del Papa Francisco
El Papa Francisco debe confrontar los supuestos, actitudes y prácticas que han permitido que una cultura de abuso prospere. El alcance de este desafío puede resultar abrumador.
Esto es solo el comienzo de un intento de abordar una enfermedad que ha estado envenenando a la Iglesia desde al menos la década de 1980, dejando su autoridad moral hecha jirones.
El foco ahora está firmemente enfocado en el Papa Francisco, quien dirige una organización con más de 1,2 mil millones de seguidores, presente en prácticamente todos los países de la Tierra.
Su pontificado comenzó con un entusiasmo generalizado por un hombre que eligió el atractivo pastoral por encima de la pompa y la ceremonia, la humildad y la compasión por las trampas del estatus. Pero la forma en que termine dependerá de la acción que tome, y de los protocolos que implemente, para lidiar con el flagelo del abuso.
El Papa Francisco pidió una “acción decisiva” sobre el tema cuando fue elegido en 2013, pero los críticos dicen que no ha hecho lo suficiente para hacer rendir cuentas a los obispos que supuestamente encubrieron los abusos.
Se cree que miles de personas han sido abusadas por los sacerdotes. Los observadores argumentan que la implementación de protocolos universales es un desafío porque la Iglesia existe en una variedad de culturas y sistemas judiciales.
Si bien se han logrado avances en algunos países, en otros lugares todavía no se considera una prioridad. Algunas iglesias en Asia y África, en particular, incluso niegan que exista el problema.
El cardenal arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, dijo en la cumbre que el abuso clerical tuvo lugar debido a un mal uso del poder. Pero muchos, incluidos los críticos conservadores del Papa Francisco, cuestionan este punto de vista y creen que la homosexualidad es la verdadera causa raíz del abuso.
Cuando comenzó el evento, uno de sus cuatro organizadores, el arzobispo de Mumbai Oswald Gracias, uno de los cardenales más veteranos de la Iglesia, admitió que podría haber manejado mejor las denuncias que se le presentaron.
Algunos grupos de víctimas han expresado su escepticismo a si se tomarán medidas concretas durante el evento, calificándolo de un truco publicitario destinado a limpiar la imagen de la Iglesia.