Realizar obras en una casa significa gastos considerables. Pero también es cierto que las reformas son necesarias si deseas vivir con comodidad en una vivienda bien cuidada. Además, hay cambios que permiten reducir costes energéticos y aumentar el valor del inmueble. Por lo que sería una pena no aprovechar las ventajas que ofrece una reforma. Si tu presupuesto es cerrado o si solo deseas controlar los gastos, a continuación te ofrecemos cuatro maneras de deducir el presupuesto de tu reforma.
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Planifica y presupuesta
Antes de solicitar un préstamo para reformar tu vivienda, primero deberías planificar tu proyecto y definir un presupuesto. Se trata de determinar el estado de la vivienda con el fin de identificar las necesidades y priorizarlas. Esto te permitirá, descartar todo aquello que no es esencial e identificar alternativas más interesantes financieramente.
Con esta información, podrás planificar la reforma aplazando los trabajos menos urgentes. Esta es una manera excelente de escalonar gastos y de organizar el proyecto de reforma. Además, esto te permitirá comparar las opciones disponibles para elegir la más conveniente.
Tip: en el caso de los trabajos menos urgentes, ¡espera las temporadas de rebajas para comprar los materiales!
Hazlo tú mismo
También es posible ahorrar si tú mismo haces todo lo que puedas. Si tienes tiempo, habilidad, paciencia para aprender y algunos materiales, puedes hacer muchas mejoras sin la ayuda de un profesional.
Por supuesto, algunas tareas exigen la intervención de un experto que tenga las competencias y el material necesarios. Esto garantiza un trabajo bien hecho y que respeta las normas de seguridad y calidad. Incluso si contratas a un manitas, aún puedes ahorrar. ¿Cómo? Compra tú los materiales. En efecto, si bien un proveedor te ofrece el servicio de compra e instalación, te cobra un porcentaje sobre el precio de los materiales que instalará en tu vivienda. Si lo compras tú, te ahorrarías esa comisión.
Por ejemplo, si quieres cambiar las persianas, puedes comprarlas en una web como esta. Personalízalas como quieras (tamaño, material, estilo de perfil, manual o eléctrica, etc.) y pídele al manitas que las instale. De este modo, obtendrás un resultado profesional y solo pagarás las persianas enrollables y su instalación.
Repara lo que se pueda
En tercer lugar, te aconsejamos que repares lo que se pueda. A veces, una buena reparación puede prolongar la vida útil unos cuantos años más. Entonces, antes de reemplazar por algo nuevo, averigua si se puede reparar. Si es posible, pregúntate si el precio lo vale.
De igual modo, no dudes en darles una segunda vida a los equipos. Sigue usando objetos antiguos, recicla materiales o dales un uso distinto. De este modo, estarás combinando economía con ecología.
Buscar la mejor relación calidad-precio
Cuando queremos economizar, a veces nos sentimos tentados a comprar los materiales, las herramientas y los equipos menos costosos. Si bien esto implica una reducción en el coste del presupuesto, también es igualmente cierto que puede significar un aumento de los gastos a futuro. Si compras artículos menos costosos debido a su poca calidad, no esperes contar con el mejor rendimiento y durabilidad. Como consecuencia, te tocará realizar arreglos antes de tiempo o más a menudo.
En cambio, cuando apuestas por calidad, estás invirtiendo en una reforma más duradera, lo que a su vez te aportará más satisfacción a largo plazo. Si lo que deseas es ahorrar, entonces compara ofertas hasta que encuentres la mejor relación calidad-precio. Por eso, quizás sea más conveniente pagar un poco más por algo de mejor calidad. Otra opción es decantarse por modelos de calidad pero más básicos.
Si quieres hacer una reforma por razones estéticas o por motivos de sostenibilidad sin salirte de tu presupuesto, ¡sin duda estos consejos pueden ser de ayuda!