El domingo 10 de noviembre, los españoles estamos convocados a las urnas para elegir una vez más a nuestros diputados y senadores. El país ha estado en un punto muerto político durante más de cinco meses al fracasar la formación de un nuevo gobierno.
A pesar de su victoria en las elecciones generales de abril pasado, Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista (PSOE) no logró reunir suficientes apoyos parlamentarios. Con 123 escaños de 350, no tiene una mayoría suficiente para formar gobierno, y no ha logrado convencer a los otros partidos de izquierda para que se unan a él. Un estancamiento político que conduce a la organización de nuevas elecciones el domingo.
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Cuatro elecciones generales en cuatro años
Las elecciones del mes de diciembre del año 2015 son el punto de partida de una inestabilidad política que permanece en España desde entonces. El denominado bipartidismo, el PSOE y el Partido Popular pierden influencia a favor de dos nuevas formaciones: Podemos y Ciudadanos. Con esta coyuntura no surge ninguna mayoría parlamentaria, por lo que es imposible formar un nuevo gobierno, y se celebran nuevas elecciones en junio de 2016. Mariano Rajoy, líder del PP, logra formar gobierno con la abstención de los socialistas sumidos en una crisis interna.
Fue por graves casos de corrupción, donde Rajoy es acusado de haberse beneficiado y consentido la «financiación ilegal» del partido. Luego de una moción de desconfianza presentada por los socialistas, es despedido, permitiendo que el líder de la oposición, Pedro Sánchez, tome el relevo como presidente del Gobierno. Sin una mayoría clara y sin poder votar sus presupuestos, este último convoca nuevas elecciones en abril de 2019. El PSOE gana las elecciones, pero sin la suficiente mayoría para la investidura de Sánchez.
La inestabilidad política se explica por la fragmentación del Parlamento. Solo que ningún partido puede formar un gobierno. La coalición parece ser la única forma de finalizar las sucesivas elecciones, pero no todos lo escuchan de esa manera. En julio pasado, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, hizo realidad la perspectiva de una alianza con el Partido Socialista. Este último busca más poder y más responsabilidad –demasiado, al gusto de Pedro Sánchez– en el eventual gobierno, las negociaciones fracasaron.
Crisis catalana
La cuestión catalana está en el corazón de la campaña para estas elecciones legislativas. Las condenas dictadas a los líderes independentistas en octubre provocaron una ola de disputas que a veces degeneraron en enfrentamientos entre la policía y los separatistas.
Mientras que la derecha pide la destitución del president catalán, Quim Torra, Pedro Sánchez sigue evasivo. Es gracias a los catalanes que este último fue investido como jefe del gobierno en 2018. Ante las virulentas críticas del PP y Ciudadanos, que acusan al socialista de no ser lo suficientemente firme contra los separatistas, este último exigió Quim Torra condena la violencia que ocurrió durante las manifestaciones . Una falta de posicionamiento claro del Primer Ministro saliente que podría beneficiar al partido ultranacionalista Vox.
Vox sigue en alza según las encuestas
Al ingresar al Parlamento en las últimas elecciones, el partido liderado por Santiago Abascal no ha dejado de crecer en apoyos según las diferentes encuestas publicadas en los últimos días, que revelan que Vox podría duplicar su número de escaños, de 24 a 46.
Vox hizo de la lucha contra el separatismo su punta de lanza. Abogó por la detención del presidente catalán Quim Torra, la prohibición de los partidos de independencia y la abolición del sistema de regiones autónomas. Los enfrentamientos que tuvieron lugar durante las protestas beneficiaron al partido de extrema derecha, que afirmó que hubo «un golpe de estado permanente en Cataluña». Muchos militantes, conmocionados por las proporciones de las manifestaciones separatistas, tienen la intención de recurrir a Vox para poner fin a la crisis política catalana y encontrar «la unidad de la nación».