Antes del coronavirus, la humanidad ya se enfrentaba a una crisis complicada y peligrosa: la medioambiental. Las temperaturas cada vez son más altas, como consecuencia de la contaminación, de la deforestación, y en definitiva de la acción del ser humano. Pero si hasta ahora los árboles podían absorber el dióxido de carbono que expulsaban, en la actualidad tienen cada vez más problemas para hacerlo.
Esto los lleva a crecer más rápido, pero también a morir antes, tal y como demuestra un estudio realizado por R. J. W. Brienen, L. Caldwell y L. Duchesne, entre otros, publicado en Nature Communications, una revista científica de renombre. El calor estimula el crecimiento de las plantas, de manera que en el interior de los troncos de los árboles se van formando anillos anuales. Gracias a ellos, podemos saber qué edad tienen exactamente, pero también cómo era el clima hace unos años: si por ejemplo pasó sed, no creció mucho, por lo que el anillo es más fino; por el contrario, si no le faltó de nada y tuvo un buen año, ese anillo será algo más grueso.
Con las especies que viven pocos años, como muchas del género Acacia, las cuales en tan solo doce meses pueden llegar a medir un metro de altura pero que no suelen superar los 60 años de edad, podemos ver anillos delgados. ¿Por qué? Porque no tienen la capacidad de un roble o de un haya de almacenar grandes cantidades de carbono, que es lo que hay en la actualidad gracias a los humanos. Claro que esto no era más que una hipótesis, pero en el estudio se ha podido comprobar que, efectivamente, así es. Y eso nos debería de preocupar.
En muchos lugares del planeta cada vez hace más calor, y los árboles reaccionan creciendo más rápido en cuanto pueden. Básicamente, lo que están haciendo es buscar la manera de sobrevivir.
Pero eso tiene un precio, pues aunque el carbono disponible extra en un principio les sirve para crecer más en menos tiempo, su esperanza de vida se reduce.
¿Cuáles son los usos de los árboles y por qué no deberíamos de talarlos?
Una buena gestión forestal y urbana evitaría la tala masiva de árboles y nos ayudaría a tener unos bosques, pueblos y ciudades más verdes y sanos, de manera que nunca está de más saber cuáles son las ventajas de tener estas plantas cerca. Y es que a nadie le gusta pasear por una calle expuesta al sol durante el verano. Por eso el más importante uso que se les puede dar es el de protegernos de los rayos del astro rey.
Al hacerlo, nos daremos cuenta de que la sensación térmica es más agradable, ya que sus hojas liberan agua en forma de vapor, enfriando así un poco el ambiente. Además, al realizar la fotosíntesis liberan oxígeno, y como hemos comentado, absorben dióxido de carbono, limpiando el aire que respiramos.
Otro uso importante es el frutal. Es decir, hay muchos árboles que dan frutos comestibles, como el naranjo, el mandarino, el níspero o el almendro. ¿No te gustaría tener un árbol que te diera frutos en tu jardín, o en tu patio? Sería una manera de ahorrar algo de dinero en compras, lo cual nunca viene mal. Además, reducen el ruido, favoreciendo tu bienestar mental.
En el mundo en el que vivimos, en el que la tecnología gobierna nuestro día a día, necesitamos desconectar, y eso solo lo haremos si tenemos algún sitio rodeado de árboles y plantas donde sentirnos bien y estar tranquilos.
Por último y no menos importante, no deberíamos de talarlos porque son bonitos. Embellecen el paisaje, nuestros jardines, y sirven de refugio para los animales, como insectos o pájaros. Estos, a su vez, pueden convertirse en nuestros aliados para polinizar las flores de nuestro huerto.
Así que antes de talar un árbol, deberíamos de pensar si es realmente una buena idea. Si está causando problemas, por ejemplo, si las raíces están levantando la acera, igual sería interesante optar por plantar otro más pequeño. Tapar todo con cemento no siempre es buena opción.