Imagen de portada: La policía de Bruselas lanzando cañones de agua contra los manifestantes.
La policía disparó gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes que se congregaban alrededor de la sede de la Unión Europea en Bruselas después de marchar en contra de un nuevo pacto migratorio de las Naciones Unidas.
Alrededor de 5.500 personas se reunieron el domingo para la marcha que las autoridades locales prohibieron inicialmente por temor a la violencia.
El tribunal superior de Bélgica anuló la prohibición, citando el derecho a protestar pacíficamente.
La policía de Bruselas informa que algunos manifestantes se volvieron violentos cuando se les pidió que se dispersaran fuera del edificio de la UE.
En el centro de la ciudad se llevó a cabo una contra-manifestación separada de alrededor de 1.000 personas, organizada por grupos de izquierda y organizaciones no gubernamentales.
La derecha belga N-VA, el partido más grande en el parlamento, retiró a sus ministros de la coalición gobernante la semana pasada después de que el primer ministro Charles Michel rechazó su petición de que no firmara el pacto de migración de la ONU en Marrakech.
Michel había asegurado una gran mayoría parlamentaria a favor de mantener el apoyo de Bélgica al texto de la ONU, con el apoyo de los socialistas de la oposición y los verdes.
Los críticos dijeron que la medida de N-VA fue la primera oportunidad en una campaña antes de las elecciones federales en mayo.
El pacto de la ONU fue acordado en julio por todos los 193 miembros, excepto los Estados Unidos, pero solo 164 lo firmaron formalmente en la reunión del lunes pasado.
Ha recibido críticas de políticos europeos que dicen que podría aumentar la inmigración a Europa, ya que el bloque se ha vuelto cada vez más restrictivo en la aceptación de refugiados y migrantes por igual desde la llegada de 2015.
Diez países, principalmente en la antigua Europa del Este comunista, se han retirado del pacto no vinculante.
Con un récord de 21,3 millones de refugiados en todo el mundo, las Naciones Unidas comenzaron a trabajar en el pacto después de que más de un millón de personas llegaron a Europa en 2015, muchos de ellos huyendo de la guerra civil en Siria y la pobreza en África.