Traducción médica

Errores comunes en traducción médica

Una sola palabra mal traducida en un informe clínico puede tener consecuencias graves. En medicina, el lenguaje no solo informa. Protege. Por eso, contar con un traductor científico médico no es un lujo ni una formalidad, es una necesidad. Este artículo es una guía directa y clara para detectar los errores más habituales en traducción médica, con ejemplos reales y recomendaciones prácticas para evitarlos. Si trabajas en salud, traduces textos especializados o te enfrentas a informes médicos en otro idioma, este texto te interesa.

Falsos amigos con efectos secundarios

Los falsos amigos son trampas lingüísticas: palabras que suenan parecidas en dos idiomas, pero que significan cosas distintas. En medicina, pueden ser especialmente peligrosos.

Algunos ejemplos que se repiten una y otra vez son:

  • Disorder (no es «desorden», sino «trastorno»)
  • Constipation (no es «constipación», sino «estreñimiento»)
  • Sensible (no es «sensible», sino «sensato»)

Estas confusiones no son anecdóticas. Si una paciente llega con un diagnóstico de mental disorder y se traduce como «desorden mental», el tono cambia completamente. Traducciones automáticas como Google Translate pueden empeorar las cosas, ya que no entienden el contexto clínico.

Inglés británico vs. inglés americano en medicina

Aunque estemos hablando del inglés en ambos casos, la medicina no los trata por igual. En Reino Unido, por ejemplo, surgery puede significar «consulta médica», mientras que en Estados Unidos se refiere a una operación. Traducir sin tener en cuenta a qué país va dirigido el texto puede provocar errores graves.

Un informe clínico destinado al sistema británico debe emplear términos propios de ese entorno. Lo mismo sucede si va dirigido al sistema sanitario estadounidense. Localizar bien una traducción médica es esencial para que sea comprendida correctamente por el profesional que la va a utilizar.

El caos de las abreviaturas

Las siglas médicas pueden significar cosas muy diferentes según el contexto. PT puede ser physical therapy o prothrombin time. OD puede indicar «ojo derecho» o «una vez al día».

El problema es que muchas veces las abreviaturas aparecen sin aclaración, lo que obliga al traductor a interpretar. Si se equivoca, el error puede pasar directamente al médico o al paciente. En traducción médica y farmacéutica, desambiguar siglas es una parte esencial del trabajo.

El contexto lo es todo

No se puede traducir un informe clínico palabra por palabra. Una frase como He presents with chest pain no se traduce igual como «presenta dolor torácico» que como «acude con dolor en el pecho». El sentido cambia.

El traductor no necesita ser médico, pero sí entender el entorno clínico en el que se mueve. Debe conocer la terminología, interpretar la intención del texto y mantener la precisión sin perder claridad.

La revisión especializada no es opcional

Toda traducción médica debería pasar por una segunda revisión. Idealmente, esa revisión la realiza alguien con formación en medicina o farmacia. Una validación cruzada entre traductor y profesional sanitario evita errores graves.

Hay casos reales en los que esta revisión ha detectado dosis mal escritas, indicaciones erróneas o unidades mal convertidas. No es un simple repaso, sino una garantía de seguridad.

Consejos para minimizar errores

Las siguientes son algunas recomendaciones para disminuir los errores en traducciones médicas:

  • Usar glosarios médicos actualizados y específicos.
  • Revisar cada sigla y término técnico.
  • Adaptar el texto al sistema sanitario de destino.
  • Aplicar estándares de calidad como la ISO 17100.

Una traducción médica bien hecha no destaca. Simplemente, cumple su función: informar con precisión y proteger al paciente.

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